Sufrió la expulsión de su goleador Miguel Borja. Empató 1-1 con Cerro Porteño.
Cuando mejor estaba jugando, a Nacional pareció venírsele la noche encima. Y cuando todo pintaba para una derrota, un autogol terminó salvando un punto de oro frente a Cerro Porteño. El 1-1 conseguido en el estadio Defensores del Chaco, este martes, deja a los verdes con la opción de avanzar a la final de la Copa Suramericana con un 0-0 o con una victoria, el próximo 24 de noviembre, en el estadio Atanasio Girardot.
Eso sí, para ese partido, Nacional no podrá contar con su goleador, Miguel Ángel Borja, que fue expulsado, y deberá esperar a ver cómo se recupera el venezolano Alejandro Guerra, que salió lesionado en el encuentro de anoche.
Tanto Cerro Porteño como Nacional comenzaron el juego con muchas precauciones, como esperando a ver qué proponía el otro. El resultado de ese duelo de cautelas fue que en los primeros 20 minutos no hubo una sola aproximación ni al arco de Ántony Silva ni al de Franco Armani.
Pero después, los colombianos se acordaron de algo que había dicho Alexis Henríquez antes del partido: que habían hablado acerca de jugar de visitantes como de locales y que iban a atacar. Y a los 21, Miguel Borja metió el primer susto, con un remate desde el borde del área que pasó por un lado del arco. Luego Silva achicó bien otra opción de Borja.
Cuando el partido parecía controlado, una imprudencia de Macnelly Torres, que salió a cortar una pelota y terminó cruzando a Cecilio Domínguez, terminó en un penalti a favor de Cerro Porteño, que sancionó el juez Néstor Pitana. El propio Domínguez, picándola, convirtió así el 1-0 e igualó a Borja en la tabla de goleadores de la Copa: llegó a seis tantos.
“La iba un poco embarrando con el penalti”, se sinceró Macnelly Torres al final del partido, en declaraciones a Fox Sports. “En el primer tiempo creamos las mejores opciones, pero ellos encontraron un penalti y con eso se fueron en ventaja. El empate fue muy justo. Vamos a tratar de hacer respetar la localía y, Dios mediante, clasificar a la final”, agregó.
En el segundo tiempo, los ánimos comenzaron muy calientes. Y allí cayó la primera víctima, Borja, que le propinó un golpe en la cara a Domínguez y se fue bien expulsado, cuando apenas iban tres minutos. Esa acción terminó de dañar el ambiente, porque tanto los de azul y rojo como los de verde y blanco se olvidaron por un rato de la pelota y se dedicaron a pegar, a tal punto que el juez tuvo que llamar a los capitanes para pedirles calma. Pero así como tuvo el ánimo para hacer eso, a Pitana le faltó mano dura (o mejor, tarjetas) para castigar otras acciones tanto o más fuertes que la de Borja.
A pesar de tener un jugador menos, de que Cerro Porteño se le fue encima, de que el hostil ambiente que suele caracterizar al estadio Defensores del Chaco se sintió bastante y de que perdió por lesión a Alejandro Guerra, Nacional no tuvo muchos problemas para aguantar y evitar que el local, que venía de marcar 14 goles en cuatro partidos en su casa, le hiciera más daño. Nunca le volvió a crear peligro.
Es más, cuando el técnico Reinaldo Rueda le encontró la vuelta al partido para atacar sin Borja, con la entrada de Jhon Mosquera y de Juan Pablo Nieto, en lugar de Andrés Ibargüen y de Guerra, fue Nacional el que tuvo las opciones. Primero, el arquero Silva le paró un remate a Berrío, y después, con una fórmula más paraguaya que colombiana, logró el empate: cobro de costado de Macnelly y cabezazo de Álvaro Pereira para el autogol que significó el 1-1. Ya después del empate, Rueda mandó un volante más de marca, Elkin Blanco.
“Es importante sumar. Se mantuvo la cabeza fría y el orden y se consiguió un buen resultado en medio de todo lo que pasó”, dijo Rueda, que está a 90 minutos de una nueva final internacional y de seguir sumando hitos en un 2016 histórico.
tomado de www.eltiempo.com