El equipo dirigido por Juan Antonio Pizzi derrotó por penales a Argentina y retuvo el título
Ese escudo dorado que adornaba la parte central de su camiseta, el que lo mostraba como el actual campeón de América, le dio alas a Chile. De nada valió la historia de Argentina, el peso de las dos estrellas que adornan su escudo y que recuerdan que dos veces fue campeón del mundo. Pesó más el karma de 23 años sin títulos, de unas páginas que registran la vuelta olímpica en Ecuador, en 1993, y que cada vez están más amarillas. La historia se escribe día a día y Chile, que hace un año no tenía ningún título, ahora celebra de nuevo, esta vez en la Copa América Centenario, frente a 82.026 espectadores que terminaron con los nervios de punta luego de 120 intensos minutos sin goles y de un desempate desde el punto penalti, que terminó 4-2.
¿Qué le pasa a Argentina? ¿Por qué un equipo que terminó invicto, que marcó 18 goles en los primeros cinco partidos y solo recibió dos, volvió a irse en blanco? ¿Qué está pagando su astro de estos tiempos, Lionel Messi, que con su club, el Barcelona, se cansó de ganar títulos, pero que con la albiceleste, a nivel de mayores, no ha podido festejar? Parece una maldición. Y Messi fue protagonista de ella: tuvo el primer cobro en el desempate y lo tiró por encima…
El juego
Era un partido que prometía mucho fútbol, pues a los 18 segundos ya Éber Banega se perdió lo que pudo ser el 1-0, pero terminó volviéndose una batalla. Para ello, se juntaron dos ingredientes. Uno, el problema de los dos equipos de confundir la entrega y el temperamento con la pierna fuerte. Y dos, la “colaboración” del árbitro brasileño Heber Lopes, que se metió en el juego y no supo cómo encauzar el partido.
Lopes, que no le puso freno a tiempo al juego brusco, terminó expulsando por doble amarilla a Marcelo Díaz, a los 28 minutos, por hacerle una tapia a Lionel Messi. Hasta ahí, todo bien, pero el brasileño, el mismo que pitó la final de la Copa Suramericana que ganó Santa Fe, decidió compensar y echó a Marcos Rojo, 15 minutos después, por una jugada que ni siquiera parecía infracción. Esos errores del juez sacaron del partido a los jugadores de los dos equipos y el buen espectáculo que parecía verse al comienzo se convirtió en un concierto, pero de patadas. Pero hubo un oasis en medio de ese juego más parecido a la lucha libre que al fútbol, y ese oasis tuvo como protagonista a Gonzalo Higuaín, que tuvo, mano a mano, el 1-0 para Argentina. Pero Higuaín, que esta temporada estuvo imparable con el Nápoles, volvió a ser el de la final de Brasil 2014 contra Alemania, o el de la final de Chile 2015, el año pasado: de frente al arco, portero vencido y remate afuera.
En el segundo tiempo, los dos equipos se echaron un poco de agua fría en la cabeza y dejaron de pegar un poquito. El más afectado por las expulsiones resultó ser Argentina, porque el DT, Gerardo Martino, decidió darle prioridad a su esquema defensivo. Sacó a Ángel di María, un atacante, y metió a un volante de marca, Matías Kranevitter. Así armó un ajedrez táctico, para mandar a Funes Mori a marcar la punta izquierda, donde estaba Rojo, y puso a Javier Mascherano a jugar de defensa central. El asunto le funcionó para mantener el orden, pero no para atacar, porque Lionel Messi, siempre con cuatro chilenos encima, se quedó con un socio menos, a pesar del intento del DT por ayudarle con la salida de Higuaín y la entrada de Sergio Agüero, que, en esos segundos 45 minutos, volvió a hacer la misma del jugador al que reemplazó…
El intercambio de golpes en el alargue, por fortuna se volvió futbolístico. Primero, Sergio Romero, el arquero de Argentina, voló para evitar el gol de Eduardo Vargas. Y en la siguiente jugada, Claudio Bravo devolvió la volada y evitó el tanto de Agüero. Después de eso, la intención de Argentina fue atacar un poco más, para lo cual el DT metió a Erik Lamela. La de Chile, aguantar hasta los penaltis, para lo cual Pizzi sacó a un delantero, Alexis Sánchez, para meter a un hombre de sacrificio, Francisco Silva (ojo a ese detalle). Y cambió delantero por delantero, Nicolás Castillo, que no había jugado ni un minuto en el torneo, por Eduardo Vargas. La fórmula les sirvió a los chilenos, que como hace un año en su casa, el estadio Nacional, volvió a llegar al desempate.
La hora de los penaltis
Arturo Vidal, el único de los referentes del equipo al que el técnico Pizzi no sacó en su idea de llegar a los penaltis, fue el primero en pararse frente a la pelota. Su cobro fue al centro del arco y ahí atajó el portero Sergio Romero. La suerte parecía sonreírle a Argenitna. Pero Messi devolvió el favor. Quiso engañar a Bravo, su compañero en el Barcelona, y mandó la pelota por encima del arco…
Los siguientes cinco cobros fueron aciertos: Castillo, Mascherano, Aránguiz, Agüero y Beausejour. Hasta que llegó el turno de Lucas Biglia. Su cobro, abajo y a la derecha del portero, fue atajado por Bravo, que con esa acción ratificó la decisión de los organizadores de entregarle el premio al mejor arquero del torneo.
Silva, el mismo que entró por Alexis Sánchez para defender el 0-0, fue el encargado de reemplazarlo en el cobro definitivo. No la picó, como el atacante del Arsenal, pero sí lo aseguró y de esa manera le dio de nuevo a Chile un título. A Argentina le volvió a pesar la maldición de 23 años, el gol errado por Higuaín, el penalti fallado por Messi y la falta de esa puntada final que aumentará un par de años más la peor racha sin títulos de su historia.
Síntesis
Argentina: Sergio Romero; Nicolás Otamendi, Marcos Rojo, Gabriel Mercado, Ramiro Funes Mori; Javier Mascherano, Lucas Biglia, Éver Banega (m. 111, Erik Lamela); Ángel di María (m.57, Matías Kranevitter), Lionel Messi y Gonzalo Higuaín (m.69, Sergio Agüero). DT: Gerardo Martino.
Chile: Claudio Bravo; Mauricio Isla, Gary Medel, Gonzalo Jara, Jean Beausejour; Marcelo Díaz, Charles Aránguiz, Arturo Vidal; José Pedro Fuenzalida (m.79, Edson Puch), Eduardo Vargas (m.109, Nicolás Castillo) y Alexis Sánchez (m.103, Francisco Silva). DT: Juan Antonio Pizzi.
Penaltis: 0-0, Vidal: parada. 0-0, Messi: fuera. 0-1, Nicolás Castillo: gol. 1-1, Mascherano: gol. 1-2, Aránguiz: gol. 2-2, Agüero: gol. 2-3: Beausejour: gol. 2-3, Biglia: parada. 2-4, Francisco Silva, gol.
Árbitro: Heber Lopes (Brasil). Expulsó por doble amarilla a Marcelo Díaz (m.28) y por roja directa a Rojo (m.43). Amonestó por Argentina a Mascherano, Messi y Kranevitter; por Chile a Vidal, Beausejour y Aránguiz.
Incidencias: final de la Copa América Centenario, disputada en el estadio Metlife, de East Rutherford (Nueva Jersey, Estados Unidos), ante 82.026 espectadores, entre ellos el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
tomado de www.eltiempo.com
Published by: Editores Salsa y goles