El deportista sale por la medalla en los 62 kilos de las pesas. Hace 4 años fue plata.
Río de Janeiro. Una y van cuatro, esas son las cuentas que hace el pesista Óscar Figueroa. Una, porque su mayor alegría en su carrera deportiva ha sido la medalla de plata que logró en Londres 2012 en el último suspiro, y cuatro, porque ese es el número de participaciones que completará este hombre luchador de 33 años en los Olímpicos.
Abrió el libro de los Olímpicos con un quinto puesto en la categoría de los 59 kilos en Atenas 2004; luego, en Pekín 2008, la ilusión de ganar un metal se le fue a causa de una lesión en la muñeca de su mano derecha que no le dejó levantar la palanqueta y que en solo 15 minutos lo mandó al camerino a llorar; fue segundo en Londres y ahora, con el camino despejado, llega a Río de Janeiro en busca de otro metal, ojalá el oro.
No se olvida del momento en el que en el bonito escenario de la capital inglesa le ‘tocó sudar petróleo’ para levantar 177 kilos en envión que le dieron la plata, luego de dos intentos fallidos; pero lo hizo, le ganó a la presión, a la ansiedad y alzó el peso que se convirtió en récord olímpico.
Han pasado cuatro años desde ese momento, cuatro años de preparación, de mucho entrenamiento y del convencimiento de que esta vez la medalla de oro se ve más posible que las anteriores en la prueba de los 62 kilos. Figueroa hace parte de los deportistas que no promete podios, metales, solo se compromete a subir a la plataforma y entregar todo de su parte.
“Voy a dar lo mejor, hasta el último instante, como lo hice aquella vez en Londres, cuando en el último envión levanté los 177 kilos y fui medalla. Espero, esta vez, sacar el resultado que estamos esperando. Si se dan las cosas, pues bien, y si no es así, será otra etapa quemada en mi carrera”, expresó.
El 12 de enero pasado, Figueroa se sometió a una cirugía de hernia discal. No había que dejar pasar más tiempo, de lo contrario, la recuperación se prolongaría y peligraba que llegara bien a Brasil: “Eso fue un éxito y por lo que ha pasado después es que puedo decir que llego bien, en buenas condiciones. Estoy muy tranquilo y soy consciente de la responsabilidad que tengo”, afirmó.
Cuando se le pregunta qué está de su lado para ganar, contesta con la misma fortaleza con la que alza la palanqueta: “La maestría deportiva, el respeto que se me tiene, esas son mis principales armas, pero no solo mías sino de todo el equipo de levantamiento de pesas. Tal vez la experiencia y la fortaleza mental serán cruciales”, dijo
tomado de www.eltiempo.com