Redacción deportes, 1 abr (EFE).- El París Saint Germain ganó 1-4 al Mónaco con una actuación estelar de Ángel Di María, autor de dos asistencias y un gol con los que su equipo ganó la Copa de la Liga y alejó la pesadilla del Camp Nou con la que Unai Emery vivió su peor momento como técnico del cuadro parisino.
Di María jugó un auténtico partidazo y prácticamente ofreció en bandeja a Emery su segundo título desde que llegó a Francia el pasado verano. Después de la goleada ante el Barcelona (6-1), el técnico español necesitaba dar un golpe encima de la mesa y lo dio de la mejor forma con un gran planteamiento que anuló a su rival.
La final de la Copa de la Liga enfrentaba a los dos gigantes de Francia, que trasladaron la lucha que mantienen en el torneo de la regularidad al campo del Olympique de Lyon, escenario en el que los hombres de Unai Emery se vieron las caras con los de Leonardo Jardim.
Era el enfrentamiento entre los grandes dominadores de Francia en los últimos años contra los aspirantes a desbancar al París Saint Germain, subido en un trono que se tambalea en la Ligue 1 por la irrupción de una buena camada de jóvenes del Mónaco.
Los chavales del cuadro del principado han conseguido situar a su equipo tres puntos por encima del multimillonario club parisino en el torneo de la regularidad y amenazaban con quitar un título a su máximo rival.
Emery, dispuesto a ganar su segundo trofeo en Francia tras vencer en verano la Supercopa gala, necesitaba una victoria para olvidar definitivamente la dolorosa derrota ante el Barcelona en la Liga de Campeones (6-1) que llegó a cuestionar su trabajo.
Para ese reto, no pudo contar con Thomas Meunier, lesionado con Bélgica, y colocó a Serge Aurier en su lugar, mientras que en el Mónaco todos esperaban ver al hombre de moda, Kylian Mbappé. La ausencia obligada del colombiano Radamel Falcao, aún con problemas en la cadera, permitió al planeta fútbol asegurarse ver entre los 22 elegidos a la estrella emergente del cuadro monegasco.
Con ese guión, el París Saint Germain salió con fuerza al partido y durante los primeros 20 minutos dominó el duelo con un tempranero tanto, en el minuto 5, del alemán Julian Drexler, que aprovechó la generosidad de Ángel Di María para marcar a placer el primero de la noche.
El Mónaco no se amilanó y fue recuperando terreno al ritmo de Bernardo Silva, de Joao Moutinho y de sus dos laterales, Djibril Sibide y Benjamin Mendy, que fueron un incordio constante con sus subidas hasta la línea de fondo. La presencia de Mbappé fue prácticamente testimonial salvo algún arranque de músculo que enseñó innegables rasgos de buen jugador. Pero aún tiene que hacerse
Fruto de ese dominio del Mónaco, llegó el tanto para los hombres de Jardim con una jugada iniciada por Bernardo Silva, que se inventó un gran pase a Valère Germain. El delantero del Mónaco vio la llegada de Thomas Lemar y un zurdazo ajustado del extremo del Mónaco empató el choque.
La alegría no le duró mucho al Mónaco. En pleno dominio, y a un paso del descanso, apareció de nuevo la conexión Draxler-Di María para marcar el segundo en un contragolpe. En esta ocasión, fue el alemán quien cedió la pelota al argentino para que, casi a placer otra vez, adelantara a su equipo en el marcador.
Ese tanto fue definitivo para el Mónaco, que salió grogui en los segundos 45 minutos y el París Saint Germain no tuvo piedad. La aparición del uruguayo Edinson Cavani, en el minuto 55, cerró la puerta del título al Mónaco. El delantero charrúa abusó de su condición de matador de área e hizo el tercero.
Aprovechó un magnífico pase de Marco Verrati, a lo Luka Modric, con el exterior del pie desde la banda teledirigido a la bota de Cavani, que, de volea, aplastó la red de Subasic para sentencia el choque.
Era el minuto 54 y, hasta el 78, con un cabezazo de Irvin Cardona, el Mónaco no inquietó la portería de Trapp, que apenas tuvo trabajo hasta el final de un choque ensalzó a los jugadores del PSG y a su entrenador.
Emery celebró con efusividad el cuarto tanto, obra de Cavani en el último instante tras una cabalgada de Di María. Esa fue la guinda para olvidar el desastre del Camp Nou. El París Saint Germain, por cuarta ocasión consecutiva, ganó la Copa de la Liga. Lo hizo con justicia y con el brillo de Di María.
tomado de www.elpais.com