Bayern – Real Madrid: la madre de todas las batallas.

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El duelo más repetido en la Champions mide este miércoles a Ancelotti con Zidane, su antiguo pupilo en el club blanco.

No resulta del todo extraño que, a cinco días de visitar Múnich, Zinedine Zidaneproclamara el pasado viernes las dudas sobre su futuro. Quizá se le viniera a la cabeza que en Baviera le espera este miércoles (beIN Sports, 20.45) su extutor, Carlo Ancelotti, con el que vivió como asistente aquel histórico 0-4 de abril de 2014 frente al Bayern de Pep Guardiola. Un curso después, con la Copa de Europa ganada y la primera victoria en la historia madridista en feudo muniqués, el italiano fue despedido. Lo mismo que tras conquistar la Séptima fue fulminado Heynckes y tras levantar la Octava y la Novena fue exiliado Del Bosque. En el Madrid ni la fetichista orejona te pone a salvo. Bien que lo ha metabolizado Zidane, consciente de que solo le queda remitirse al día a día y que nada le garantiza nada de nada. Bastante tendrá el francés con lidiar a un Bayern siempre fóbico para cualquiera, incluso para el hegemónico Madrid de las once Copas de Europa.

Se rastree por donde se rastree no hay mayor clásico europeo que un Madrid-Bayern. Los datos subrayan la extraordinaria solera de un choque con abundantes batallas épicas, refriegas y tiranteces varias. Es el duelo más repetido (23 veces) y el que confronta a los dos clubes con más partidos disputados (405 los blancos por 319 los alemanes) y más victorias conseguidas (241 los españoles por 183 los bávaros). El presente parece más despejado para el Bayern, que ha dado muestras de mayor solidez que el Madrid, pero entre dos portaviones semejantes no siempre la realidad es lo que parece.

El cuadro de Ancelotti ha ganado sus últimos 16 partidos de Liga de Campeones como local, con 58 tantos a favor y solo nueve en contra. Y en la Bundesliga no solo se siente ya ganador, sino que su gobierno con puño de hierro le ha permitido emplear el torneo doméstico como banco de pruebas para el tramo crucial de la Champions, su santo grial de cada campaña. El paseo por territorio alemán casi ni cuenta.

Con Ancelotti han renacido Robben y Ribéry, se ha reforzado Thiago y pretorianos como Lewandowski, Lahm y Xabi Alonso aún funcionan como un reloj, pese a que los dos últimos ya hayan anunciado su retirada al final de la temporada. El polaco tiene algunas molestias en un hombro, pero en Múnich pocos dudan de su participación. Tampoco de la de Neuer, operado del pie izquierdo el pasado 30 de marzo. Solo el central Hummels es baja segura.

Segundos tiempos

El Madrid, por su parte, cogió aire en Málaga a costa del Barça, pero su juego no ha estado a la altura de los resultados. No hay corrillo futbolero en el que pase inadvertido que casi en cada partido da carrete a su rival en algún momento. Es lo mismo que se trate del Las Palmas, el Alavés, el Betis, el Leganés o el Atlético. Si Zidane se quejaba hace unos meses de la mala puesta en escena habitual de los suyos, ahora resulta que es en los segundos tiempos cuando el Madrid se pone entre paréntesis. Contra el Bayern un tramo de inestabilidad puede ser fatal. Lo mismo que una tarjeta para Sergio Ramos, el héroe de la última visita al Allianz. El andaluz, como Modric, está a una cartulina de la sanción justo cuando es seguro que Pepe y Varane se perderán la vuelta.

Si alguna tacha tiene el Bayern es su cierta flojera defensiva. Ha encajado goles en seis de sus últimos siete retos de Liga de Campeones. Cierto que el Madrid ha recibido en todos, pero también que ha marcado al menos dos en cada pulso. Y ello con la peor racha europea en la carrera de Cristiano Ronaldo. Son ya 613 los minutos que lleva seco, pese a haber protagonizado 33 remates en ese periodo. Ante el crudo Bayern no solo tendrá que afinar la delantera, sino la camaradería general a la hora de blindar a Keylor Navas.

Por mucho que el Madrid no esté del todo bien esculpido, su relato en Europa siempre le avala. Cuando tiene el viento a favor y cuando no lo parece, cuando solo queda aquello de… Es el Madrid, estúpido. En muchísimas ocasiones es tan desconcertante en el césped como en los despachos. Lo sabe Zidane. Ya se lo contó Ancelotti. Mañana su futuro habrá sido ayer. Y ni con esas.

tomado de www.elespectador.com

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