Los blancos remontan dos goles con un hombre menos ante Las Palmas (3-3).
Como en el número más sorprendente del mejor circo del mundo, el Real Madrid volvió a lograr lo que parecía imposible para remontar por enésima vez y lograr un empate inverosímil. En esta ocasión no logró la victoria, pero con un hombre menos, pudo salvar un punto que puede ser de oro en el futuro. Los de Zidane pierden el liderato, que les arrebata el Barça, y vuelven a evidenciar que esta liga se les hará larga aunque la épica les siga rescatando.
Tanto caminó el Madrid en el alambre que el día menos esperado se la pegó de nuevo. Fue ante Las Palmas, un equipo alegre y atrevido con el balón, el que pinchó el hinchable de Zidane y estuvo cerca de hacerle zozobrar. La expulsión de Gareth Bale, desquiciado por Viera, provocó que un partido complejo se convirtiese en una pesadilla para los blancos. Dos goles abajo (1-3) a falta de media hora hicieron pensar de nuevo en lo peor, pero a última hora el empujón habitual les permitió rescatar un punto. Pensarán los canarios, y no sin argumentos, que pudieron golear y son ellos quienes han perdido dos puntos.
Si en Villarreal estuvieron a punto de morder el polvo, tres días después otro equipo que viste de amarillo hizo hincar la rodilla a los blancos en el Bernabeu. No del todo, pero cada vez los blancos llegan más tarde a los encuentros y hoy parece hoy más cerca que ayer el día en que pierdan el tren. Después de la mejor racha de la historia de la liga sin perder, cualquier equipo y más si viste de amarillo parece capaz de subírsele a las barbas a los de Zidane. La fiebre amarilla ha vuelto tres meses después y le ha nublado la vista a un equipo demasiado acostumbrado a vivir de la épica.
El partido comenzó con buenos síntomas para los blancos. Isco, titular por aclamación en Madrid, aprovechó un gran pase de Kovacic para batir a Varas en el mano a mano. Pero la alegría duró apenas unos segundo al Bernabeu. Las Palmas comenzó a tocar hasta que Tana se revolvió en el área y chutó a la escuadra de un inspirado Keylor Navas.
El partido se convirtió entonces en una batalla a pecho descubierto en el que los ataque primaban sobre las defensas. Los visitantes tenían más posesión y los blancos, cómodos en esa situación, se dedicaban soltar contraataques. El descanso era el preludio en una batalla que ninguno de los dos podía prever.
Y antes de que el fútbol volviese a ser el protagonista, Gareth Bale sufrió una enajenación momentánea y se autoexpulsó. El galés, desquiciado por Viera y el gran juego de su rival, soltó dos patas y un empujón al canario. Fernández Borbalán, muy exigido durante toda la noche, no dudó y echó al extremo. En ese momento el Bernabeu se acordó de dos goles anulados al Morata, también en el once de Zidane, que el colegiado no dio validez por fuera de juego.
Con un hombre menos, el Madrid replegó líneas definitivamente e intentó soltarse a contragolpe. Las Palmas dio un paso adelante y fue a por el encuentro. Con espacio y ante un rival temeroso, el equipo de Setién disfrutaría de infinidad de ocasiones hasta el final del encuentro. Se trataba de tener el acierto y la ambición para ir a buscarlo.
Y ambas cualidades las tuvo durante diez minutos, en los que Viera de penalti y Boateng batieron a Navas y dejaron el partido casi finiquitado. Casi, porque el Madrid dio paso a su habitual empujón final a falta de un cuarto de hora. Un nuevo gol anulado a Morata hizo temer al Bernabeu que esta vez no hubiese chute de adrenalina para acabar la función.
Pero sí lo hubo, y esta vez estuvo liderado por Cristiano Ronaldo, desaparecido y ofuscado durante gran parte del encuentro. Primero embocó un penalti por manos dentro del área de Simón. A falta de cinco para el final remató de cabeza un centro de Carvajal desde la derecha. Los canarios no entendían lo que había sucedido. Pese a ser uno más cedían un empate y tenían que ir al córner contrario para perder tiempo.
El Madrid se quedó a las puertas del todavía más difícil. En esta ocasión fueron demasiados los candados de los que debía librarse antes de salir a la superficie. La montaña rusa en la que viven les ha dejado sin la regularidad que les hizo acreedores del liderato. Ahora deberán recomponerse para volver a ser un equipo que la gente quiera ir a ver por algo más que sus malabarismos en los últimos minutos.
3 – Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Isco (Lucas Vázquez, m.65), Kovacic (James, m.71); Bale, Cristiano Ronaldo y Morata (Benzema, m.71).
3 – UD Las Palmas: Javi Varas; David Simón, Lemos, Bigas (Aythami, m.27), Dani Castellano; Roque Mesa; Tana, Vicente Gómez, Jonathan Viera (Halilovic, m.75), Jesé; y Prince Boateng (Mateo, m.68).
Goles: 1-0, m.8: Isco. 1-1, m.10: Tana. 1-2, m.56: Viera de penalti. 1-3, m.60: Boateng. 2-3, m.87: Cristiano Ronaldo de penalti. 3-3, m.89: Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Fernández Borbalán (colegio andaluz). Amonestó a Ramos (55) y Morata (71) por el Real Madrid; y a David Simón (44), Boateng (53) y Halilovic (90) por Las Palmas. Expulsó a Bale en el minuto 47.
Incidencias: encuentro correspondiente a la 25a jornada de la Liga disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de 63.789 espectadores.
tomado de www.vanguardia.com