Driussi y Alario marcaron por River. Salaberry descontó para el club bogotano.
Lo que terminaron costando dos errores, dos fallas de concentración… Santa Fe se quedó sin levantar el tercer trofeo internacional de su historia, aunque, como parte de su ADN futbolístico, luchó hasta el último minuto, se fue encima tratando de encontrar un gol, un golecito que le faltó para forzar al menos el alargue. A cambio, por esos dos errores, tuvo que ver a su rival, River Plate, coronarse campeón de la Recopa Suramericana.
Santa Fe entró a la cancha con la modorra del partido de ida, cuando pareció más un encuentro amistoso que una final, y lo pagó muy caro. Porque River, de entrada, sí tuvo una actitud muy diferente a la de El Campín. Los colombianos cometieron muchas faltas en el borde de su área. En una de ellas, cuando apenas iban tres minutos de partido, cobraron a riesgo; Gonzalo Martínez recibió por la izquierda, tiró un pase al centro y Sebastián Driussi anticipó a Horacio Salaberry y venció al portero Zapata con un toque en el borde del área chica.
Ya con el 1-0, el partido tenía que ser diferente. Porque Santa Fe tenía la obligación de salir a atacar. Y comenzó a jugar con la intensidad que merece una final; presionó a River y, por lo menos en el resto de la primera etapa, no volvió a cometer errores graves atrás.
Pero tampoco tuvo muchas opciones ofensivas porque Omar Pérez tuvo, otra vez, una noche terriblemente floja, y solo apareció para cobrar los tiros libres, que esta vez no tuvieron ningún peligro. De hecho, la única opción del primer tiempo fue un extraordinario remate de Yeison Gordillo desde muy lejos, que se fue abriendo para poner a volar al portero Augusto Batalla.
El técnico visitante, Gustavo Costas, movió el banco. Metió al jovencito Kevin Salazar y sacó a Pérez. Y Santa Fe parecía mostrar una cara distinta. De entrada, tuvo un tiro libre de frente al arco de Batalla. Ya no estaba el 10… Cobró Salaberry y la estrelló en la barrera. Pero ya había otra intención.
Lamentablemente para el club bogotano, otra falla defensiva le costó el segundo gol, y de paso el título: centro desde la derecha de Andrés D’Alessandro, primer cabezazo de Jonathan Maidana, anticipando a Dairon Mosquera y Salaberry, y segundo cabezazo de Lucas Alario, para marcar el 2-0 a los seis minutos.
Parecía partido liquidado, tal y como se planteaba el panorama. Santa Fe no lo quiso así. Santa Fe, históricamente, nunca lo quiere así. Y el partido se abrió porque los colombianos se fueron a buscar como sea los dos goles para igualar la serie. Y dejaron espacios para que River, si podía, también los aprovechara. El esfuerzo le alcanzó para anotar un gol, el del descuento, a los 20 minutos de la segunda etapa, con la misma fórmula del segundo tanto de River, el doble cabezazo en el área, tras un cobro de tiro libre desde muy lejos, casi desde la raya central. El primero, de Osorio Botello. El segundo, de Salaberry.
Pudo merecer más Santa Fe. En el segundo tiempo se esforzó. Y puede quejarse también de dos manos en el área de River que bien pudieron pitarse como penaltis. El juez peruano Víctor Carrillo no lo quiso así. Pero el tema no es de merecimientos. Es de hacer goles, y el equipo falló en eso, en los dos partidos, sobre todo en el de El Campín. Por eso, el club de la banda cruzada celebra su quinto título con Marcelo Gallardo como técnico.
tomado de www.eltiempo.com