Ambos equipos no brindaron un buen espectáculo y definirán el título de la Recopa en Argentina.
A Santa Fe le faltó claridad en los primeros 90 minutos de la Recopa Suramericana y ahora tendrá que salir a ganarle a River Plate en el Monumental si quiere celebrar un nuevo título internacional, para ponerlo en las vitrinas del club junto a la Copa Suramericana y a la reciente Copa Suruga Bank.
Fue un partido con pocas emociones, chato, con más cara de un amistoso internacional que de la definición de una corona de la Conmebol: sin vallas publicitarias, con una cinta amarilla, de esas que se ponen para impedir el paso, detrás de los arcos, y con muchos espacios en las tribunas: el estadio El Campín, que a partir de la fecha queda cerrado para arreglar el gramado, no se llenó.
Por momentos, parece que la cinta amarilla también hubiera estado dentro de la cancha, porque los ataques fueron más bien escasos. Los primeros minutos fueron sosos. De hecho, River (que apenas está armando su equipo, sobre todo atrás, donde el uruguayo Moreira y el ecuatoriano Mina apenas estrenan sus uniformes) tuvo más tiempo la pelota y mostró un poco más de iniciativa que Santa Fe, que no encontró fórmulas distintas a las que ya conoce para tratar de llegar al arco visitante.
Lo que vino a despertar a la tribuna fue un remate de Sebastián Driussi desde afuera del área que exigió al portero Róbinson Zapata, a los 16 minutos.
Santa Fe se sacudió y comenzó a aproximarse, cómo no, con la fórmula que mejor conoce, la que ya le ha dado varios títulos: cobros de costado para buscar opciones por arriba. Así llegó la jugada más emocionante del partido, a los 28 minutos, cuando el portero de River, Augusto Batalla, salió mal a cortar un centro de Omar Pérez y dejó la pelota bailando en el área. Dairon Mosquera metió el zapato e intentó mandar la pelota al fondo del arco, pero Leonardo Ponzio sacó la pelota de la raya. No habría otra jugada de tanto peligro en el resto del partido, más allá de una cabalgata de Jonathan Gómez que terminó con un remate cruzado que ni siquiera fue remate al arco…
El segundo tiempo fue más de lo mismo: la primera preocupación de ambos equipos fue tapar espacios, no tanto por acercarse al arco rival. El dato de la cantidad de faltas en el partido fue aterrador: no hubo ninguna violenta o descalificadora, pero el árbitro brasileño Wilton Sampaio sancionó 51 infracciones, 26 de Santa Fe y 25 de River. Como para que se hagan una idea…
Al técnico de Santa Fe, Gustavo Costas, no le salieron los cambios. Primero mandó a la cancha a Joao Rodríguez, en lugar de Cristian Borja: no se notó. Luego puso a Juan Manuel Falcón a arrancar desde atrás, en el lugar de un intrascendente Pérez, y funcionó tan mal que terminó metiendo a Kevin Salazar faltando seis minutos, en lugar de Osorio, para mandar arriba al venezolano. El balance, pocas opciones, fútbol pobre y la obligación de ganar en el Monumental si quiere quedarse con la Recopa.
tomado de www.eltiempo.com