Perfil del más importante relator de deportes de Colombia, que falleció a los 81 años en Bogotá.
La tarde del domingo 24 de noviembre de 1974, en el estadio municipal Romelio Martínez de Barranquilla, Junior ganaba 1-0 a Millonarios, pero el equipo capitalino tenía encerrado en su propio arco al elenco ‘tiburón’. Édgar Perea Arias miró el cronómetro y, con angustia, se percató de que apenas corría el minuto 35 del segundo tiempo del partido inicial del hexagonal final del fútbol colombiano.
“Falta una eternidad: si sigue así, nos empatan y hasta nos ganan”, pensó el narrador en la estrecha cabina ubicada en las gradas de sombra del costado norte del viejo coliseo de la calle 72. Entonces se le ocurrió decir que faltaban 4 minutos en vez de 10… Y a los 4 minutos, el árbitro uruguayo Ramón Barreto, presionado por el público que desde segundos antes gritaba ‘¡tiempo! ¡tiempo!’, pitó el final del partido en medios del reclamo de los jugadores de Millonarios.
“Eran los años en que yo tenía el 99,7 por ciento de la sintonía en el estadio y mi relato se escuchaba en la cancha como si se utilizaran altoparlantes… Lo que yo decía lo pitaba el árbitro…”. Con esas palabras –en una entrevista concedida a este periodista de EL TIEMPO, el 5 de marzo de 2013 en su apartamento de Bogotá–, ese episodio fue recordado por Perea Arias, el narrador deportivo más exitoso en la historia colombiana y quien murió anoche en Bogotá.
Y no es ninguna exageración. En más de una oportunidad, los árbitros detuvieron el partido y pidieron que suspendieran lo que ellos consideraban la amplificación interna del estadio con su siempre emocionante relato. En un escenario pequeño como el Romelio, donde los visitantes coincidían en que era difícil jugar porque el público estaba encima y la presión de Perea Arias era como el sonido de un picó al oído de todos, el narrador cimentó, con las transmisiones del Junior, una carrera profesional casi imposible de igualar.
Allí, la noche del jueves 12 de abril de 1984, Junior, con tres derrotas consecutivas y eliminado de la Copa Libertadores, recibió al América de Cali, en su despedida como local del torneo internacional. El equipo había recibido todo tipo de críticas de la prensa del interior del país. Estaba por delante el orgullo herido. Y ello pesó…
Cuando Didí Valderrama eludió a dos rivales y anotó, a los 39 minutos del segundo tiempo y sentenció el definitivo 4-1, Perea lloró y en la narración le respondió al periodista ‘Poncho’ Rentería, que había dicho que el de Barranquilla era un equipo de minusválidos, con una frase que con el paso del tiempo se convirtió en eslogan oficial: ‘Junior, tu papá’.
Como también soltó ofensas, Rentería hizo que el Ministerio de Comunicaciones lo suspendiera. Pero era tal su importancia que, según confesó el propio Perea en un conversatorio en su honor en septiembre de 2013 en Barranquilla, organizado por la Asociación de Periodistas Deportivos del Atlántico (Acord) –entidad de la cual era socio emérito–, que la ministra Nohemí Sanín le preguntó: “¿Cuándo quieres que te suspenda?”
Después, en 1986, el fútbol profesional en Barranquilla se trasladó del Romelio al Metropolitano Roberto Meléndez. En el nuevo y moderno escenario amplió su ‘manta’ con la sintonía de 60.000 personas. Y la más grande ovación, después de otra suspensión, la recibió la tarde del domingo 6 de diciembre de 1987 (reporte oficial de asistencia: 50.567 aficionados), en la décima fecha del octogonal, antes del partido que Junior le ganó 3-1 a Santa Fe, cuando, vestido todo de blanco, descendió de un helicóptero a la cancha y besó la grama al mejor estilo del Papa. “Ese día tuve la sintonía en el ciento por ciento”, dijo.
Barranquillero del Chocó
“Yo soy un barranquillero nacido en Quibdó”, aseguró en el libro ‘Édgar Perea polémico’, que escribió a cuatro manos con el periodista José Cervantes Angulo, publicado por Intermedios Editores en 1994. Aunque a nosotros nos dijo que nació en La Vuelta, corregimiento de Lloró (Chocó). Vivió y estudió en su juventud en El Bagre (Antioquia), Magangué, Mompós (ambos en Bolívar), Medellín y Cartagena. Jugó fútbol con la selección Bolívar en Cartagena, luego de ejercer su primer oficio: mecánico tornero.
También en Cartagena comenzó en la radio. En un programa nocturno de música, presentando boleros. Al gerente de Emisora Fuentes le pidió narrar béisbol y recibió el último episodio de un partido en el estadio Once de Noviembre. Los papelitos con los nombres de los jugadores se perdieron y Perea no sabía qué hacer. Corría 1961. “Estaba orinado y cagado”, nos dijo en la entrevista del 2013.
Una tarde, en La Chismosa, tertuliadero al aire libre cerca de la Torre del Reloj, en Cartagena, el mánager de béisbol Antonio ‘Manía’ Torres lo encaró: “¿Qué haces aquí? ¡Tienes que estar en Barranquilla! Tienes cualidades. ¡Vete!”
Aterrizó en la capital del Atlántico a mediados de 1962. El periodista Álvaro Cepeda Samudio, miembro del Grupo de Barranquilla, lo impulsó y patrocinó para que abriera su propia empresa con el regreso del Junior en el 66. Además de las transmisiones, montó su programa ‘Comentando los Deportes’, de arrolladora sintonía después de la una de la tarde durante 46 años y que tenía como cortinilla un tema de la banda musical de la película Lo bueno, lo malo y lo feo, que escuchó en los Juegos Olímpicos de México-68.
“Yo digo al pan, pan; y al vino, vino”, era la consigna en medio de sus crudos y controvertidos comentarios, a veces con palabras tan fuertes que le valieron cuatro suspensiones (1979, 1984, 1985 y 1987) del Ministerio de Comunicaciones.
Su estilo de narración lo tomó del afamado Buck Canel, a quien conoció presentado por el periodista Melanio Porto Ariza, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, de Jamaica, en 1962. Años más tarde, en el Hotel Hilton de Caracas, cuando ya era un narrador consagrado, Canel lo nombró como ‘su heredero’.
En los momentos claves
Perea narró los momentos más emocionantes del deporte colombiano como ningún otro locutor nacional. En los Juegos Olímpicos de Múnich-72 rogó para tener disponibilidad al aire en Todelar durante la competencia del tiro al jabalí en que participaba el barranquillero Helmut Bellingrodt, seguro de que había posibilidad de podio. Bellingrodt se enteró de que era el primer medallista colombiano de la historia (ganó plata) cuando hizo el último disparo, y Perea armó un escándalo por radio que le valió la expulsión del polígono.
Al mes siguiente, el 28 de octubre, describió, golpe por golpe, cómo Antonio Cervantes ‘Kid Pambelé’ se convirtió en el primer campeón mundial del boxeo colombiano y siguió su triunfal carrera. Igual aconteció con las de muchos campeones, entre otros como Rodrigo Valdez, Ricardo Cardona, Fidel Bassa y Miguel ‘Happy’ Lora, a quien le organizó una defensa en el estadio Metropolitano de Barranquilla, el 15 de noviembre de 1986, metiendo cerca de 25.000 aficionados, marca en el boxeo del país.
Pero la transmisión que más lo emocionó fue la del empate a un gol de Colombia ante Alemania, en el último minuto, en el Mundial de Fútbol Italia-90. “Estaba perdido y no quería narrar. De pronto veo que ‘Pibe’ Valderrama tiene la pelota y me emociono… Y el ‘Pibe’ mete ese pase a Rincón y gol. ¡Locura! Y más locura esa noche en la plaza de Milán, donde hinchas colombianos me lo hicieron cantar 12 veces, ¡tomándome 12 tragos de licor!”, recordó en el conversatorio de Acord Atlántico.
En ese conversatorio, su comentarista por largos años, Hugo Illera Jiménez, reveló que una noche, luego del ascenso a Grandes Ligas de Joaquín Gutiérrez en 1983, llegaron a un restaurante de Boston (Estados Unidos), luego de transmitir un partido. En varias pantallas de televisión presentaban el resumen de las acciones y a un batazo de ‘Jackie’ dijeron: “Miren: esto sí es narrar béisbol”. Y mostraron imágenes de la forma como Perea relató emocionado un doblete del cartagenero. Meseros y otros clientes lo reconocieron y lo ovacionaron.
Perea narró 14 series mundiales de béisbol para CBS Radio Sports, la llamada Cadena Latina, con audiencia fija de 50 millones de oyentes en Latinoamérica. La última, el 26 de octubre de 1997, con el batazo en Miami del barranquillero Édgar Rentería para el título de los Marlins.
“Tuve una suerte tremenda en todas esas series mundiales porque nos rotábamos tres episodios por narrador. Mi compañero dominicano Billy Berroa me decía: ‘Tú eres el tipo del batazo oportuno’. Siempre me tocaba la definición”, le dijo en Bogotá a este periodista, con quien compartió la Serie del 97 en Miami y Cleveland, ciudades donde su nombre salía en la pantalla gigante del estadio antes de cada juego, como cualquier pelotero mundialista.
En la antesala del tercer partido de la Serie Mundial de 1989 entre Gigantes y Atléticos de Oakland, el martes 17 de octubre en San Francisco (Estados Unidos), Perea le reclamó a Berroa por empujarlo al sentir que la silla de la cabina de radio se le movía. Berroa le respondió que no lo había empujado y enseguida gritó: “¡Está temblando! ¡Vámonos de aquí!”
El dominicano y los demás compañeros abandonaron el lugar. Menos Perea, que estaba al aire e iba a cortar la transmisión para salir en estampida. Pero Yamid Amat, con su olfato periodístico en Caracol Radio, aprovechó la ocasión y lo puso a describir en vivo esos momentos de terror del terremoto de 7,1 en la escala Richter. “Un mes después todavía estaba asustado”, nos confesó Perea.
Dominó en El Campín
También estrella en el programa nacional ‘La Polémica’, de noche por Caracol Radio, Perea estaba tan sobrado en la capital del Atlántico que, con emisora propia en ese 89, Radio Mar Caribe, Francisco Maturana, el director técnico de la Selección Colombia para eliminatorias mundiales de fútbol de Italia-90, lo citó en Medellín y le dijo que necesitaba de su apoyo para convertir a Barranquilla en ‘la casa de la Selección’. El narrador respondió sí y desde entonces se clasificó a cuatro mundiales, jugando como local en el estadio Roberto Meléndez, construido bajo la supervisión de una junta directiva que él integró.
El presidente de Caracol Radio, Ricardo Alarcón, que de joven había sido su comentarista en el mundial de fútbol de Argentina-78, le ofreció 14 millones de pesos mensuales para narrar en Bogotá a partir de 1992. ¡El periodista mejor pago del país! Cuando Perea hizo el anuncio, al estadio de Barranquilla los aficionados llevaron pancartas que lo tildaban de traidor. ‘Nos cambia por plata’, rezaban algunas.
Político y empresario
“Con Hernán Peláez y César Augusto Londoño, durante un poco más de seis años, barrimos. Tener el 35 por ciento de la sintonía era bueno. ¡Llegamos al 75!”, recordó. En la capital presentó deportes en noticieros de televisión y fue escogido, varias veces, como el hombre mejor vestido del país, con pintas multicolores. Entonces dio el salto a la política y fue elegido senador por el Partido Liberal, asumiendo el 20 de julio de 1998, tras narrar días antes la final del Mundial de Francia.
“Tomé la decisión de abandonar todo, cuando era una estrella, dejando de ganar todo el dinero. Después de narrar 6 mundiales de fútbol y 3 Juegos Olímpicos, de narrar el Tour de Francia, me dije, voy a servirle al país. Sin ningún respaldo político obtuve 74.800 votos, la cuarta más alta votación del Senado”, dijo a EL TIEMPO. En su paso impulsó el Ministerio del Deporte, pero “el ministro de Educación no le paró bolas”. Perdió la investidura por transmitir un partido de fútbol, pero años después lo indemnizaron. Más tarde, en dos ocasiones, aspiró a la alcaldía de Barranquilla. Y en el 2008 fue nombrado embajador en Sudáfrica.
Además de Mar Caribe (la tuvo hasta el 2012), Perea, que escribió columnas para los periódicos barranquilleros Diario del Caribe y El Heraldo, fue dueño de un restaurante, Parrillada Los Charrúas, y socio de la empresa Friticos Monkys. También fue empresario de una caseta en el Carnaval de 1986, en el que tuvo como socio a Eduardo Verano, actual gobernador del Atlántico. En esos negocios no le fue nada bien.
Nacido el 2 de junio de 1934, según su cédula, reconoció tener nueve hijos, ninguno con su última esposa, Angélica Redondo, quien lo acompañó en Sudáfrica y a su regreso al país, estableciéndose en Bogotá. En la capital estuvo vinculado a varios medios de comunicación, en radio y televisión, incluso con narraciones esporádicas de partidos de fútbol, como el del 8 de octubre de 2015 en Barranquilla, entre Colombia y Perú, por las eliminatorias mundiales de Rusia 2018, a través de Emisora Atlántico, de ‘la Arenosa’.
El año pasado se enteró de que tenía leucemia. Varias veces ingresó a la clínica de la Fundación Santa Fe, en Bogotá. Pero el miércoles 6 de abril lo hizo por última vez en estado crítico. Y no salió más, dando indicaciones de que lo cremaran en Barranquilla.
Al irse nos quedan grabaciones de emocionante relato del ‘Campeón’ o el ‘negro Perea’, como se le conocía, y el recuerdo de su acostumbrada despedida:
“Sigan siendo felices, Édgar les dice…”.
tomado de www.eltiempo.com