Salsero, pelión y loco: ¡Qué falta nos hace Jaime Ortiz Alvear!

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La Sinfonía BP

 

Creador de programas tan innovadores como Salsa con estilo, y protagonista de encendidas peleas con Edgar Perea, el caleño ha dejado un vacío que nadie ha podido llenar

Por:  enero 17, 2020
Salsero, pelión y loco: ¡Qué falta nos hace Jaime Ortiz Alvear!

Hay periodistas caracterizados por su sencillez, desprendimiento y el poco interés por su propia vida. Su pasión y entrega total al trabajo pueden pasar una costosa factura. Eso ha acontecido con tantos seres talentosos especialmente de los medios de comunicación, que vienen de una escuela llena de romanticismo y mística por el trabajo. El ejercicio del buen periodismo por sus características apasionantes puede llevar a un desgaste precoz, como aconteció con uno de los personajes más queridos de los medios hace tres lustros.

Jaime Ortiz Alvear apagó su voz hace quince años, paradójicamente vencido por su garganta, ese instrumento que le permitió vivir profesionalmente en los medios, especialmente en la radio. Era un loco genial, el irreverente genuino, el furibundo hincha de Millonarios, el atleta frustrado (llegó a ser corredor aficionado de medio fondo) y al menos el “salsólogo” legítimo que criticaba sin piedad a los tropicalistas a la manera de Andrés Caicedo. Tempranamente fue doblegado por un cáncer a sus 58 años, cuando apenas despuntaba el 2005.

Pasó exitosamente por Caracol, RCN y Todelar. Escribió para El Tiempo y el Espectador. Pero fue en estas mismas páginas donde plasmó sus agudas críticas y análisis con argumentos. Se expresaba con una mezcla de ironía y arrogancia, herramientas que utilizó en su oficio para marcar diferencias y lo logró al imponer su auténtico estilo. Siempre fue un estudioso, conoció al dedillo lo que hacía porque además también fue deportista de mediana competición. De allí su fiebre por el atletismo, deporte que amaba y conocía como ninguno.

Fue corredor de 1500 m planos como él mismo me lo comentó la última vez que nos encontramos en un torneo atlético, en el estadio “La flora” de Bucaramanga. No se perdía un campeonato nacional y era asiduo asistente como periodista en la por esos tiempos famosa y prestante “Carrera Internacional de San Silvestre” en Sao Paulo (Brasil). Allí nos encontramos a fines de los 80, cuando tuve el “honor” de ganarle a mi amigo, el legendario Víctor Mora

Todo ello le representó logros como cuatro premios de periodismo Postobón y tres Simón Bolívar. Su pasión por el deporte lo convirtió en iconoclasta de su oficio. Le gustaba ser elegante para hablar y vestir. Con su prosa le huía al lugar común, a la frase hecha, a la muletilla fácil. Al facilismo del periodismo deportivo que siempre criticó creando ideas y cuidando el lenguaje. Era muy pulido en sus formas, pero en las noches cuando hacía ‘La Polémica’ con el Dr Peláez, tenía como costumbre bajar seguido a darse gustos gastronómicos con una humilde mujer que atendía al personal de esta radio, en momentos de escasa oferta de cafetería.

En ese espacio fue famoso su diario enfrentamiento con Édgar Perea, a quien Ortiz fácilmente sacaba la piedra y el barranquillero con su histeria caía en la trampa. Alguna vez cuando el torneo profesional de fútbol se definía en octogonal, el equipo tiburón de los afectos de Perea estaba entre esos. Peláez pidió a sus panelistas pronosticar el campeón. Cuando llega el turno para Jaime dice “No sé quien sea el ganador, pero si estoy seguro cual será el octavo (último): el Júnior”. Los insultos de Perea no cabían y debieron cortarlo.

Escuche aquí un resumen de su historia de vida al son de su “Juan Pachanga”  https://www.las2orillas.co/wp-content/uploads/2014/01/HomenajeJaimeOrtizAJuan-Pachanga-2.mp3

Conocido como “El Olímpico”, por el cubrimiento de los Juegos Olímpicos durante 28 años, Jaime se destacó como comentarista en los campeonatos mundiales de fútbol, en los torneos internacionales de atletismo, y en las competencias ciclísticas más importantes. Gozaba de una privilegiada memoria para recordar datos estadísticos deportivos. Fue un polémico analista de fútbol haciendo parte de la inolvidable “Polémica” con Hernán Peláez. Fue muy cercano a los afectos de Millonarios, lo cual demostró con su columna “Cuartito azul”.

Como buen vallecaucano se hizo experto en música caribeña, aunque según el crítico Álvaro Villota Viveros (El Galeno de la Salsa) era un poco “Gallego” (lugar común de la salsa). Cuando presentaba su programa “La salsa con estilo –  el único show que no tiene cover-“, hablaba con “el tumbao que tienen los guapos al caminar”. “Con Ortiz para la salsa, para la salsa Ortiz”. La W Radio y gracias a Julio Sánchez Cristo uno de sus grandes amigos, su programa que lo marcó (‘Salsa con estilo’) se ha mantenido bajo su eterna dirección y formato, como una manera de preservar su memoria y legado. Un gesto grato que vale la pena reconocer, que hoy se emite viernes y sábados en la noche.

Jaime, llevaba una vida con el encanto de lo misterioso que no desdeñaba las multitudes de los estadios. Eso si a pesar de lo “Gallego” su tema salsero favorito era Isla del encanto de la Orquesta Brodway. Recuérdelo, aquí: https://www.youtube.com/watch?v=H41SsuRgoO4&feature=emb_logo

Ortiz quería morir en su ley, cerca de la “redonda alegría del gol”, una de las expresiones que resumían su felicidad en el trabajo. Este tributo es para ese gran hombre que mucho nos hizo gozar y que hoy debe estar ahora haciendo sonar su Juan Pachanga para que bailen querubines y serafines en la eternidad. Así lo recordamos con su emblemático tema con el que presentaba y le sirvió de cortina en “La salsa con estilo”.

Tomado De Las Dos  Orillas

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