El técnico del Atlético ha planeado para el inicio una carga emocional y aguerrida para generar un partido y un ambiente que haga posible la remontada ante el Madrid.
Los chalecos de entrenamiento rellenos de plomo le han conferido un aire marcial a las sesiones preparatorias del Atlético. Las cargas de trabajo han estado encaminadas a perfilar un bloque reactivo y explosivo, capaz de transformar el juego durante los primeros minutos en una ráfaga de acciones que acompañen el ambiente volcánico que se aguarda en la última noche europea del Vicente Calderón. Es un penúltimo esfuerzo para un bloque muy desgastado mental y físicamente por la temporada y el goteo continuo de lesiones. Simeone y sus futbolistas creen hasta donde creen que pueden creer. La consigna en los despachos y en el vestuario ha sido la de no inflar el globo más de la cuenta, pero también volver a explorar los límites del equipo.
Para el Atlético es imposible desligar lo emocional de lo futbolístico en su intentona por concretar una gesta en la que cuerpo y técnico y jugadores están más obligados a creer que a llevarla a cabo. “Lo emocional si tiene un equilibrio desde lo futbolístico es el mejor camino para hacer un gran partido. Está claro que lo emocional tiene que estar, no quisiera ver a ningún jugador mío que no sienta el partido y lo que pide, pero esto es un partido de fútbol y hay que jugar a la pelota”,
La tibieza impostada de Simeone ante la prensa mundial citada en el atestado palco VIP del Calderón reflejó el contraste entre su hervidero interior y la fría realidad que destila el resultado de la ida. El provocativo tifo del Bernabéu, las respuestas enviadas desde el club a través de las redes sociales, la confirmación del cambio de acera de Theo y el recibimiento en el hotel de concentración han inflamado todo el envoltorio de la cita. Toda la clase de resortes que tocan las fibras del sentimiento se han activado para alimentar la epopeya. La camiseta, el escudo, la necesidad de honrar a la hinchada por tratar de espolear a un equipo que salió destrozado del Bernabéu. “El otro día, después de perder 3-0 a los únicos que se escuchaba al final del partido era nuestra afición cantando el himno a capela, y eso me pone la piel de gallina”, confiesa el capitán Gabi.
Simeone ha preparado una salida de fútbol visceral y espasmódico, un toque de corneta inicial de rompe y rasga que le haga sentir al Madrid desde el primer aliento que hay un partido y una eliminatoria por disputar. “Nuestra aspiración es empezar el partido fuertes, como todos los equipos que juegan en casa”, explica el técnico rojiblanco. Sus muchachos están obligados a jugar un partido en el que saben que tienen que ganar por cuatro goles de diferencia, pero que también eso le puede llevar a ser el que los encaje ante la pericia con la que el Madrid hurga en los espacios.
El plantel está excitado ante el desafío. En los casi seis años de la era Simeone el vestuario no se había visto en la tesitura de tener que protagonizar una remontada del calibre de la que tiene afrontar esta noche. “Si a este equipo le falta algo es una gran remontada”, asegura Gabi.
Las consecuencias de un gol en contra han sido ya interiorizadas por los futbolistas rojiblancos. El lema de portería a cero se ha difundido interna y externamente. En el ambiente está que al primer gol del Madrid el huracán entusiasta que rodea al equipo y a la hinchada puede desvanecerse. Contra esa posibilidad también ha habido un proceso de interiorización. Más allá del resultado de la eliminatoria la consigna interna es dignificar la derrota y la eliminación si se produjeran. Por encima de todo, aflora la necesidad de mantener la llama de la esperanza y a la hinchada inflamada el mayor tiempo posible. “Hay que defender bien, para estar muchos más minutos dentro del partido, y todo lo que sea defender bien y estar dentro del partido nos va a dar opciones para ir minuto a minuto, segundo a segundo en busca de lo que queremos, pasar la eliminatoria”, sugiere Simeone.
La presión en campo contrario y el intento de que el Madrid ligue poco juego de inicio para que no le haga recular demasiado pronto al equipo y la combustión ambiental se rebaje está en el guión de partido diseñado. “El Real Madrid tiene que ver y sentir dónde está jugando y lo que hay en juego”, concluye Gabi.
tomado de www.elpais.com