La hinchada de Nacional aprovechó la exhibición para acariciar y sacarse una foto con el trofeo.
Era como una especie de cita a ciegas, hombres y mujeres llegaban con el deseo de verla y tomarse una foto. Para ellos era como una princesa y para ellas como el príncipe azul, pero su romance no duraba más de 10 segundos porque la Copa Libertadores aunque es de unos pocos, todos quieren con ella y así fue este lunes durante la exhibición del trofeo en el Inder (Instituto de Recreación y Deportes) de Medellín.
La fila duraba 45 minutos, aproximadamente, y aunque el tiempo junto a ella era casi que irrisorio, un obturador dejaba para la historia un momento sublime para todos los hinchas de Nacional, y hasta alguno de otros clubes, una foto con la copa que esperan alce su equipo este miércoles, contra Independiente del Valle en el estadio Atanasio Girardot, final que está igualada 1-1.
Uriel de Jesús Osorio fue uno de los que estaba esperando su foto y él tenía una particularidad: en sus manos sostenía una foto enmarcada de Andrés Escobar.
“Es el máximo ídolo del verde, lo más grande que hemos tenido y él se merece estar presente en esta Copa”, dijo muy entusiasmado el hombre de 55 años que le temblaban sus palabras y que espera que su equipo sea igual de telúrico contra los ecuatorianos. “Estar frente a esta Copa es un gran experiencia. En el 89 no la tuvimos acá y en 1995 no recuerdo que hayan hecho esta actividad, esto es una emoción muy grande”, agregó, y casi con una lagrima finalizó: “Hermano, yo no sé si vuelva a vivir esto otra vez”.
Y es que este momento deportivo que viven los verdolagas ha dado para todo, Andrés Gutiérrez llegó junto a su esposa, dos hijas y dos sobrinas para ver retratarse con la Copa, pero había un acompañante especial, Wolf, un pastor alemán cachorro vestido con la camiseta de Nacional.
“Todos en la casa somos hinchas del verde y la mascota no podía ser la excepción” contaba entre risas el aficionado de 34 años. Andrés no quería quitarle la vista al trofeo, quería seguir ahí aferrado, como un niño cuando le dan su regalo más preciado.
“Esto ha sido espectacular, nunca antes vivido en la ciudad. Todo está espectacular y para qué más, tenemos el trofeo de la Libertadores enfrente nuestro y como si fuera poco, con el escudo del equipo gracias al título de ese gran equipo de Francisco Maturana”, cuenta el adulto que parecía un adolescente con una risa que parecía tatuada cada vez que observaba aquel símbolo de campeón, una copa de 96 centímetros de alto con un peso de 12 kilos y unos pocos gramos que fue diseñado en 1959 por el orfebre italiano Mario Cammuso.
Si los hombres no se contenía en su emoción, con las mujeres no fue distinto, incluso, más intenso, como fue el caso de Adriana Suárez que llegó desde Cartagena para ver el partido.
“Estuvimos muchos años diciendo que este año sí, que el otro también y no lográbamos ni llegar a la final, siempre viendo este hermoso trofeo por el televisor, y ahora tenerlo junto a uno y con la posibilidad de que sea para el equipo que ama, es algo inexplicable. Mi mamá me decía que era suficiente que viniera para la final, pero que también para ver una copa era algo para locos y así es, yo soy loca por Nacional” comentaba la joven de 25 años que casi que se necesitaba la marca de Dávinson Sánchez para que dejara de hablar. Ella, por su puesto, tiene la boleta para ir a la final, estará en oriental.
Pero no era la única que llegaba desde la Costa Caribe. Alexander Ramírez es un joven paisa, de 23 años, que por cuestiones laborales vive en Barranquilla, pero que regresó a su natal Medellín para un corto periodo de vacaciones y ya lleva tres semanas.
“Llegué unos días para estar en la semifinal contra Sao Paulo y seguí derecho, ya llevó acá muchos días, pero cómo no me iba a quedar para la final”, dijo como buscando aprobación en los demás.
Para ir hasta el centrooccidente de la ciudad no había limitaciones, personas en muletas y silla de ruedas se dieron cita para lo que muchos llamaron el momento inmortal.
Juan David Valderrama, director del Inder hablo sobre la importancia de esta exhibición que se terminará este martes a las 6 p. m.
“Todo mundo está llegando y se van felices. Esto está beneficiando a la ciudad en varios frentes: se ven las calles con una alegría colectiva y en lo económico, pues a la ciudad está ingresando dinero en temas como la hotelería, el transporte, la alimentación. y es muy positivo que los vendedores de las calles aumentan su trabajo, entre todos estos aspectos se esperan cerca de 5 mil millones de pesos de ingreso en estos días.
tomado de www.eltiempo.com